Orar la Palabra

Cuando meditamos en la Palabra de Dios y nos quedamos quietos ante Él en nuestros cuartos de oración, el Espíritu Santo dará vida a la Palabra de Dios para nosotros y abrirá las Escrituras. Aquí hay algunas escrituras que alimentarán nuestras raíces:

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1. Padre, oramos para que nuestra nación sea como un árbol, firmemente plantado y alimentado por corrientes de agua que da su fruto en su tiempo y prospera en todo lo que hace. (Salmo 1:3)

2. Que nuestra nación sea como una vid en Tu viña, plantada junto a las aguas, fructífera y llena de ramas a causa de la abundancia de agua. (Ezequiel 19:10)

3. Señor, oramos para que nuestra nación produzca el fruto del Espíritu Santo, que es: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio, porque contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22-23)

4. Que nuestra nación esté profundamente arraigada y continuamente edificada en Ti, Señor. Entonces nuestra fe se fortalecerá y rebosaremos de gratitud. (Colosenses 2:7)

5. Oramos para que nuestra nación sea como un árbol plantado junto a las aguas; que no teme al calor cuando llega porque sus hojas estarán verdes y húmedas. Y no se angustiará ni se preocupará en un año de sequía, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:8)

6. Padre, oramos para que nuestro país permanezca en Jesús para que Él permanezca en nuestra nación. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma sin permanecer en la vid, tampoco nuestro país puede dar fruto si no permanece en Cristo. (Juan 15:4)

7. Señor, en Ti esperamos porque entonces nuestras fuerzas serán renovadas, y remontaremos con alas como las águilas; correremos y no nos cansaremos; caminaremos y no desmayaremos. (Isaías 40:31)

8. Elegimos salir de entre el mundo y los incrédulos, y separarnos de ellos, para que nos recibas con bondad y nos trates con favor. (2 Corintios 6:17)

9. Padre, oramos para que la semilla de Tu Palabra en nuestra nación no caiga en terreno pedregoso donde no hay profundidad de tierra que la seque, sino que Tu Palabra caiga en buena tierra que produzca grano. (Mateo 13:5-8)

10. Que no despreciemos el día de los pequeños comienzos, porque Tú, Señor, te regocijas cuando ves que Tu obra comienza en nuestra nación. (Zacarías 4:10)

11. Señor, que sembremos según la justicia y cosechemos según la misericordia y la bondad amorosa. Ahora es el momento de buscarte y requerir tu favor hasta que hagas llover justicia y tu regalo de salvación sobre nuestra nación. (Oseas 10:12)

12. Puesto que hemos resucitado con Cristo a una vida nueva y participamos de su resurrección, apuntamos y buscamos los ricos tesoros eternos que están arriba, donde Tú eres Señor, sentado a la diestra del Padre. (Colosenses 3:1)

13. Ponemos nuestra mente y la mantenemos enfocada en lo que está arriba, no en las cosas que están en la tierra. Hemos muerto a este mundo, y nuestra verdadera vida está escondida con Jesús. (Colosenses 3:2-3)

14. Que Cristo, a través de nuestra fe, habite en nuestros corazones, y que nuestra nación se arraigue profundamente en el amor y se base firmemente en el amor. (Efesios 3:17)

15. Señor, oramos para que la gente de nuestro país fije sus mentes en todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable y de buen nombre. (Filipenses 4:8)

16. Padre, no nos olvidaremos de tu ley y de tus enseñanzas, sino que nuestro corazón guardará tus mandamientos, porque entonces añadirás largura de días y de años a nuestra vida. (Proverbios 3:1-2)

17. Que nuestra nación te escuche, Señor, velando diariamente a tus puertas. Porque quien te encuentra, encuentra la vida y obtiene favor de Ti. Pero el que peca contra ti, se perjudica a sí mismo y a todos los que te odian, aman la muerte. (Proverbios 8:34-36)

18. Padre, elegimos no conformarnos a este mundo con sus valores y costumbres superficiales, sino ser transformados por la renovación de nuestras mentes para que podamos discernir Tu perfecta voluntad para nuestra nación. (Romanos 12:2)

19. Señor, Tú eres nuestro Pastor, nada nos faltará. Nos haces descansar en verdes pastos y nos conduces junto a aguas tranquilas y apacibles. Tú restauras nuestras almas y nos guías por sendas de justicia por amor de tu nombre. (Salmo 23:1-3)

20. Padre, oramos para que sembremos para el Espíritu y cosechemos vida eterna y no sembremos para nuestra carne, nuestros caminos pecaminosos y mundanos. (Gálatas 6:8)

21. Tu Palabra dice que ningún árbol bueno da frutos malos, ni árbol malo da frutos buenos. Cada árbol es conocido por su propio fruto. Oramos para que nuestra nación sea conocida por sus buenos frutos. (Lucas 6:43-44)